A estas alturas, todos en mayor o menor medida hemos oído o leído que la hucha de las pensiones está pasando por sus peores momentos. Comentarios como que el futuro de las pensiones públicas apunta a que cada vez puedan proveer un menor nivel de ingresos en comparación a los percibidos en los últimos años de vida laboral, está al orden del día.
Llegados a este punto, nadie pone en duda que el ahorro personal se hace esencial para disfrutar del nivel de vida deseado en el momento de la jubilación, y es aquí cuando desde prácticamente todos los sectores (tanto públicos como privados) aconsejan el contratar un plan de pensiones, fomentando la contratación de este tipo de productos como la única y gran alternativa para complementar nuestra pensión.
Se asume en muchos casos que este producto es la única herramienta válida para conseguir un ahorro a largo plazo, dejando de lado aspectos tan importantes como saber si el perfil del inversor es el adecuado, si su situación fiscal hace necesaria la contratación de este producto, si necesitará en un futuro a corto o medio plazo poder disponer de liquidez, o si está dispuesto a asumir ciertos riesgos en su inversión.
Hemos de tener muy claro que el principal objetivo es “AHORRAR” y que los planes de pensiones no son la única vía para hacerlo y posiblemente ni siquiera la mejor opción.
Por este motivo es muy importante conocer cuáles son los cuatro aspectos clave que se deben tener en cuenta antes de invertir en un plan de pensiones:
