Reforma laboral insuficiente. Reforma laboral deficiente.

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Ni sindicatos ni patronal están de acuerdo con las medidas fijadas por el Gobierno reformando la normativa reguladora de la negociación colectiva.

En todo acuerdo o conciliación tiene que haber una cesión o concesión por ambas partes. No obstante, la reforma de la negociación colectiva no obedece a un acuerdo, sino a una imposición por parte del Gobierno debido a la imposibilidad por parte de sindicatos y patronal de cerrar una propuesta conciliada. Aunque según dice el mismo Gobierno, el resultado recoge las propuestas de ambas partes cuando estas habían acercado sus posturas.

Ambas partes se han sentido perjudicadas. Los sindicatos consideran que los derechos de los trabajadores se han visto considerablemente recortados y los empresarios creen que no se ha avanzado lo suficente en la flexibilidad interna que requieren las empresas.

El acuerdo entre sindicatos y empresarios estuvo a punto de cerrarse, pero el escenario que se creó después de las elecciones municipales y las reformas laborales impuestas en Portugal por la UE hizo cambiar las posturas principalmente de la CEOE que se vio más legitimada para radicalizar su postura.

Al final el Gobierno ha sido quién, con el Real decreto 7/2011 de 10 de junio , ha fijado las medidas que han de regular la negociación colectiva.

En primer lugar, ninguna de las medidas previstas en este Real Decreto, ni ninguna de las medidas fijadas en la normativa que desarrolla el proceso denominado Reforma Laboral iniciado en junio de 2010 servirá para crear ocupación por sí sola. Sólo se creará ocupación cuando crezca la productividad de las empresas y la única manera de producir es con iniciativa, con innovación, con riesgo, con ayudas y con financiación. Si las empresas tienen y obtienen esto tendrán la necesidad de crear ocupación.

Ahora bien, ¿ cuando aumente la productividad en este país, las medidas implantadas por la Reforma Laboral ayudarán o no a crear ocupación?, ¿ayudarán a mantener la ocupación en situaciones de crisis?

Todas las medidas de la Reforma Laboral iniciada en junio de 2010 desde las modificaciones sobre los supuestos de despido objetivo, las modificaciones en la contratación, financiación de los despidos (FOGASA), y la actual reforma de la negociación colectiva, no suponen ninguna ayuda por la pequeña y la mediana empresa en cuanto a la flexibilidad interna que necesita para ajustarse a su particular situación económica. Una flexibilidad horaria del 5% anual no ayudará a superar ninguna situación crítica de la empresa.

Toda la reforma laboral sigue dependiendo en exceso de la decisión final “discrecional” de los Tribunales. Tenemos que tener en cuenta que el problema, que la crisis real no está en los 8.000 despidos que pueda plantear Telefónica, sino en las 250.000 pequeñas empresas que han tenido que cerrar desde el inicio de la crisis.

Para la PYME y para los autónomos la reforma laboral no supone ningún cambio sustancial en relación a la legislación anterior . La inseguridad jurídica de la legislación laboral sigue siendo un grave problema que esta reforma no le ha dado ninguna luz. Los despidos seguirán siendo la fórmula más económica , antes de “complicarse” en procesos del artículo 41 o 47 del Estatuto del Trabajadores de modificaciones sustanciales de medidas o ERE’s de reducciones de jornada.

Tan difícil es analizar los artículos 41 y 47 del Estatuto de los Trabajadores estudiar la jurisprudencia y desarrollar un auténtico reglamento objetivando las situaciones en que sean aplicables dichos artículos? Entre otras cosas, eso es precisamente lo que se esperaba de la Reforma Laboral.

Pero seamos claros; No hay más “trabajo” y costará que se creen más puestos de trabajo; Hasta que no crezca la productividad no se creará empleo y por lo tanto ese empleo se tiene que “repartir”, con reducciones de jornada, con contratos a tiempo parcial, con disminuciones de sueldos y salarios. No hay ninguna otra solución. Y la negociación colectiva tenía que reflejarlo.

Los sindicatos no son lo suficientemente valientes para admitirlo y el Gobierno no se atreve. Con estas normas a los empresarios no los queda más remedio que destruir puestos de trabajo, cuando lo coherente sería adaptar los puestos de trabajo a la nueva situación: Flexibilidad horaria, contratos a tiempo parciales, reducciones de jornada.

La Reforma Laboral se ha quedado muy corta, tanto que ni tan sólo se puede considerar una verdadera reforma laboral. Pasado el verano nos lo advertirán desde Bruselas o desde Alemania y quizás entonces desde el Gobierno español se tomará en serio el problema,  pero probablemente ya será tarde y las medidas nos vendrán impuestas desde Bruselas.

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